lunes, 7 de abril de 2014

Viajando al fin

Queridos feriantes, debo confesar que mis desplazamientos en los últimos meses se han reducido a 100 kilómetros a la redonda y lugares habituales y acostumbrados a contar con mi presencia. No obstante, siempre llega el momento en que la ocasión la pintan calva y cualquier excusa es buena. Tanto es así que ante un regalo que recibí hace meses, decidimos tanto mi chica como yo liarnos la manta a la cabeza y hacer una merecida escapadita, que ya era hora. El destino, Sigüenza, provincia de Guadalajara.
Debo decir antes de nada que el viaje ha sido maravilloso. Pero vamos, la compañía era inmejorable. Íbamos con muchas ganas, pues de vez en cuando es necesario escapar de la rutina en la que sin querer, a veces te rodea por transiltar los lugares comunes de tu vida. Un pequeño respiro en le dilatado devenir de la vida.

El caso es que en aquel pequeño pueblo medieval, hemos estado con reyes. Hospedados en el Porta Coeli, un viejo edificio reformado por la Universidad de Alcalá, y que hemos ubicado como centro de operaciones, nos hemos acercado al castillo y parador, la catedral, la iglesia de Santiago, etc.
Andar por aquel lugar es como revivir la historia. No puedes parar de pensar cómo debía ser la vida allí hace 300, 500 o 1000 años. Es un sitio absorbente que te llena de vida, pero a la vez, también de preguntas y misterios.
Por supuesto, hemos visitado unos cuantos lugares donde no solo se respira historia y espiritualidad. Esos donde se llena el buche. Desde aquí, recomendar todos en los que hemos estado. La Taberna Seguntina, Los Soportales, el Gurugú de la Plazuela, el Bar Alameda y el Tormes. En todos hemos comido de lujo. Por no hablar de una copilla al sol de Castilla en el Pub JL o un concierto homenaje a Sabina el Las Travesañas.
Estábamos de dulce, todo nos salió bien. Incluso acertamos con los bares de carretera. A la ida, La Sima, en la provincia de Cuenca, a la vuelta, El Molino, en la de Albacete. Por cierto, detrás le están poniendo un Auto King. Lo digo para que os vayáis acostumbrando a verlos por las carreteras del país. Yo es el primero con el que me cruzo.
Hasta la próxima, queridos feriantes.

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